Ceremonia de Té

El té es una obra de arte y requiere oficios de maestro para hacer resaltar sus características más nobles. Así como hay buenos y malos cuadros, con el te sucede otro tanto. no existe una fórmula perfecta para preparar un té perfecto, de la misma manera que no lo hay para crear un Ticiano o un Sesson. Cada manera de preparar las hojas del té tiene su estilo privativo de quien lo hace, su correlación especial con el agua y con el calor y tiene, además, su herencia de recuerdos, que nos cuenta su propia historia.

Entre Japoneses, el té ha obtenido un carácter diferente a la simple idealización de la forma de tomarlo. El té se transforma en la religión del arte de vivir. Con el paso del tiempo, el té se ha convertido en una razón para el culto de la purez y refinamiento. Ha derivado en un acto sagrado en el que tanto el anfitrión como el huésped se identifican por un momento y en la más noble felicidad.

En la religión, la mirada está en el pasado. En el arte, lo eterno es el presente. Para los Maestros del té, el arte es una fuerza vital y eficaz que solo es posible mediante una verdadera compenetracion entre el y los hombres. Esta es la razón por la que sus vidas privadas caracterizaron el ambiente de recinto del té como un ámbito de cultura elevada. No hay situación en la vida en la que no sea menester resguardar la tranquilidad del alma .
Tanto en conversaciones como el corte y color de los trajes, actitud, manera de andar deben servir de expresión de la personalidad artística y deberían nunca suscitar desarmonías en el ambiente.